Un grupo de estudiantes de la Universidad de Navarra ha viajado a Kinshasa (República Democrática del Congo) en busca de una alternativa sostenible para disminuir la alta mortalidad de cáncer de cérvix en ese país.
“Elikia”, esperanza en lingala, es el nombre del proyecto en el que trabajarán este verano siete estudiantes de Medicina y Enfermería de la Universidad de Navarra y una enfermera de la Clínica, coordinadas por Luis Chiva, profesor de la Facultad de Medicina y director del departamento de Ginecología de la Clínica Universidad de Navarra.
El grupo, que despegó este 14 de julio desde el aeropuerto de Barajas en dirección a Kinshasa, desarrollará allí su investigación junto a la ONG Amigos de Monkole, informa el centro académico en un comunicado.
Su objetivo es trabajar durante dos semanas con los especialistas del Hospital de Monkole, donde realizarán pruebas gratuitas para detectar el Virus del Papiloma Humano (VPH), enfermedad de transmisión sexual causante de un 70 % de los casos de cáncer cervical, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el Congo el cáncer de cérvix uterino es la enfermedad oncológica más prevalente entre las mujeres. No existe ningún sistema de detección precoz que pueda disminuir su incidencia y además no hay ningún programa de vacunación contra el VPH.
El diagnóstico en la mayoría de las pacientes se realiza cuando el tumor está en estadios avanzados e implica, por lo general, la muerte temprana de la paciente.
En el Congo se calcula una incidencia del cáncer de cérvix de 30-35 por 100.00 habitantes. El objetivo, señala Chiva, “es conseguir en 10 años que en nuestra área de influencia podamos disminuir de 4 a 6 por 100.000. Esto convertiría a Monkole en un modelo de cambio de salud preventiva en el país, basado en una perspectiva de eficiencia y solidaridad”.
La expedición de la Universidad de Navarra salió de Madrid con las maletas llenas de 400 kilos del material necesario para la investigación. Mediante un test sencillo con ácido acético y yodo serán capaces de discriminar qué pacientes tienen riesgo de tener un futuro cáncer.
A dichas pacientes les va a tratar mediante termoablación, un procedimiento que destruye por calor las lesiones y que está recomendado por la OMS desde 2019. Según Chiva, “se trata de una forma eficiente, sostenible y abordable económicamente para la población congoleña”.