Escolarización en dos orfanatos de RDC
La Fundación Amigos de Monkole lanza una campaña para escolarizar a 50 niños de dos orfanatos de R.D. del Congo. Hablamos con Pedro Taboada, voluntario de Amigos de Monkole y profesor de Secundaria en Madrid.
La Fundación Amigos de Monkole lanza una campaña para escolarizar a 50 niños de dos orfanatos de R.D. del Congo. Hablamos con Pedro Taboada, voluntario de Amigos de Monkole y profesor de Secundaria en Madrid.
Pocas familias pueden pagar las matrículas de 250 euros en este pobre país africano marcado por la guerra.
Aurelie, de nueve años, quiere ser astronauta; a Émile, de diez, le gustaría ser médico y Juliette, de doce, confía en llegar a ser profesora. Todos ellos sueñan con tener un futuro dentro o fuera de la República Democrática del Congo (RDC).
Paula Fernández, profesora y voluntaria de la Fundación Amigos de Monkole, ha sido entrevistada en el Canal 24 Horas de RTVE para hablar del proyecto de becas escolares para 50 niños de dos orfanatos de la República Democrática de Congo.
En medio del caos, de la pobreza y de la suciedad, en Kinshasa hay un pequeño paraíso. Monkole es hoy referencia, esperanza y asilo para miles de personas.
La República Democrática del Congo es, definitivamente, un país olvidado. Unos pocos días estando allí, viendo las desastrosas calles de su capital (Kinshasa) y el doloroso modo de vida de su gente, bastan para darse cuenta de que, desde hace mucho tiempo, el Congo ya no interesa a nadie, ni siquiera a ellos mismos.
La Fundación Amigos de Monkole ha puesto en marcha en España una campaña para escolarizar este curso a 50 niños de dos orfanatos del municipio de Mont-Ngafula, en la R.D. del Congo, donde existe una tasa de paro del 82 por ciento y muchas familias viven en extrema pobreza.
Paludismo (malaria). Anemia de células falciformes: una enfermedad adaptativa al paludismo pero que conlleva problemas de salud. Conoceremos el Hospital Monkole, en la República Democrática del Congo, iniciativa tras la beatificación de Don Álvaro del Portillo. Con Ricardo Gómez (pediatra), Gonzalo Ares (neonatólogo) y Enrique Barrio, presidente de la fundación Amigos de Monkole.
Más de 600 personas de comunidades costeras en situación de alta vulnerabilidad han recibido atención médica básica gracias al Proyecto Alma, una iniciativa conjunta de la Clínica Universidad de Navarra, la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, Savinco y la Fundación Amigos de Monkole.
Durante las dos primeras semanas de agosto, un equipo de estudiantes de 4º curso de Medicina de la Universidad de Navarra realizó un voluntariado sanitario en la península de Santa Elena y otras localidades de la Ruta del Spondylus, en Ecuador. En total, los alumnos llevaron a cabo unos 600 chequeos médicos.
Más de 600 personas en situación de extrema vulnerabilidad de la costa ecuatoriana han recibido atención médica básica gracias al Proyecto Alma, una iniciativa conjunta de la Clínica Universidad de Navarra, la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, la empresa Savinco y la Fundación Amigos de Monkole.
Nuestra experiencia en el Congo está llegando ya a su fin; nos quedan por vivir solo los últimos coletazos de este viaje inigualable que nunca olvidaremos. Este fin de semana, nuestro último en Kinshasa, hemos visitado el poblado de Kinkwemi, a las afueras de la ciudad, una escapada acompañada de ese aire de melancolía que definen las últimas veces de algo bonito.
El poblado, donde viven apenas 20 familias, es totalmente distinto a lo que hemos visto hasta ahora. El tiempo no existe, como tampoco existen las normas. Cada uno vive como quiere, sin prestar demasiada atención a lo que está bien y lo que está mal.
La situación allí es compleja: viven con más libertad y tranquilidad que en la ciudad, no cabe duda, pero la miseria es aún mayor, porque la esperanza en un futuro mejor es algo desconocido. Sin embargo, las sonrisas están siempre dibujadas en el rostro de los cientos de niños que no se despegan de nosotros, y que no viven con la cabeza metida en el móvil como en Europa.
Aparte de jugar hasta la extenuación, chapurrear el lingala como podemos y bailar y cantar alrededor del fuego sin vergüenzas bajo la luz de la luna, también hemos repartido a las familias de la zona alimentos, medicinas y ropa, cosas básicas, pero a las que no tienen fácil acceso, no solo por las estrecheces económicas, sino también por la pésima comunicación con la ciudad.
Una vez más, después de haber pasado dos días completos con ellos, hemos redescubierto las dos pobrezas del mundo: la material, que por desgracia ahoga a millones de personas en África; y la espiritual y moral, que está matando poco a poco a Europa. Quizá nosotros les estamos ayudando a salir adelante, pero ellos nos han cambiado la vida, porque nosotros también somos pobres y no lo sabíamos.
Y por supuesto, nos hemos vuelto a convencer de nuestro lema en este viaje: que con muchos pocos podemos hacer mucho. Cada ayuda cuenta, y entre todos podemos cambiar muchas vidas. Gracias una vez más (no nos cansaremos de decirlo) a todos los que formáis parte de esto y hacéis posible que los proyectos de Amigos de Monkole salgan adelante. Sin vosotros nada de esto sería posible. Aquí en Kinshasa no saben vuestros nombres, pero os llevan grabados en el corazón.
Nuestra aventura por Kinshasa continúa, una aventura que nos está cambiando para siempre. El otro día os hablábamos del trabajo con los niños de los distintos orfanatos con los que Amigos de Monkole coopera. Si esta labor es importante, más todavía lo es la que realizan los médicos que vienen a colaborar con el hospital. Y de eso os queremos hablar hoy.
Hemos tenido la suerte de ver con nuestros propios ojos que su trabajo aquí, aunque sea de unas pocas semanas, es fundamental.
En este viaje, nos están acompañando cuatro doctores: dos médicos y dos dentistas. No tenemos palabras suficientes para agradecerles que hayan decidido gastar sus vacaciones de verano en servir a los demás.
La labor de los doctores que vienen aquí es doble. Por un lado, la atención a pacientes que no pueden permitirse pagar por ir al médico. Gracias a las revisiones que realizan a los más necesitados, entre ellos todos los niños de los orfanatos a los que acudimos, muchas personas tienen una mejor calidad de vida.
Además, su presencia en el hospital (y todo el material que se trae desde Europa gracias a donaciones) puede ser clave para salvar vidas.
Sin ir más lejos, hace unos días, estando en el hospital, el doctor Gino Rojas, cardiólogo, tuvo que intervenir en una parada respiratoria que ocurrió en urgencias. Su labor fue clave para reanimar al paciente, que tampoco se hubiera podido salvar si no hubiera sido por un AMBÚ que Amigos de Monkole acababa de donar. A todos los que de una u otra manera participáis en este proyecto, GRACIAS, porque de verdad cambiáis vidas.
Pero no solo curan, también forman a los doctores del Congo, enseñándoles técnicas que desconocen. Tal es el caso de los dentistas, el doctor Ignacio Martínez y la doctora Concha Beltrán, que han realizado varias sesiones de higiene bucodental para los enfermeros del hospital. También el doctor Rojos ha estado dando formación sobre ecografía cardiaca, y ha estado formando a los médicos de urgencias para que puedan detectar casos de infarto de corazón más rápidamente.
Sin duda, cada gota cuenta. Si con el cuidado y la escolarización de los niños estamos preservando su futuro, con la atención médica estamos protegiendo su presente. Y ambas cosas son fundamentales. Todo esto no sería posible sin cada uno de vosotros que está detrás del proyecto. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.