Monkole en Vozpopuli

De Vallecas a Kinshasa: el oasis español del Congo que salva miles de vidas al año

En medio del caos, de la pobreza y de la suciedad, en Kinshasa hay un pequeño paraíso. Monkole es hoy referencia, esperanza y asilo para miles de personas.

La República Democrática del Congo es, definitivamente, un país olvidado. Unos pocos días estando allí, viendo las desastrosas calles de su capital (Kinshasa) y el doloroso modo de vida de su gente, bastan para darse cuenta de que, desde hace mucho tiempo, el Congo ya no interesa a nadie, ni siquiera a ellos mismos.

Becas escolares en Omnes

Amigos de Monkole busca escolarizar niños de orfanatos en R.D. del Congo

La Fundación Amigos de Monkole ha puesto en marcha en España una campaña para escolarizar este curso a 50 niños de dos orfanatos del municipio de Mont-Ngafula, en la R.D. del Congo, donde existe una tasa de paro del 82 por ciento y  muchas familias viven en extrema pobreza. 

Amigos de Monkole en Radio María

Recientemente, la Fundación Amigos de Monkole ha recibido ayudas de la Fundación Ordesa (40.000 euros) e Ibercaja (2.000 euros) para el proyecto de Neonatología de Monkole. ¿Cómo valoras este apoyo para impulsar este ambicioso proyecto? Es algo muy de agradecer. Creo que es un signo de empresa o institución saludable aquella que colabora con los más necesitados. Muchas veces, cuando se da ayuda económica surgen las dudas de si se va a emplear ese dinero correctamente. En este caso he sido testigo de que las ayudas llegan, y son muy necesarias. El dinero no es la solución de todo, pero es necesario un mínimo para poder arrancar en algunos aspectos. Creo que cada uno debemos colaborar en lo que está en nuestra mano, en nuestro área de influencia. La Fundación Ordesa y la Fundación Ibercaja han destinado dinero, que es algo que pueden hacer, y entregarlo a la fundación amigos de Monkole es garantía de su correcta utilización.

Para que tengan vida

Paludismo (malaria). Anemia de células falciformes: una enfermedad adaptativa al paludismo pero que conlleva problemas de salud. Conoceremos el Hospital Monkole, en la República Democrática del Congo, iniciativa tras la beatificación de Don Álvaro del Portillo. Con Ricardo Gómez (pediatra), Gonzalo Ares (neonatólogo) y Enrique Barrio, presidente de la fundación Amigos de Monkole.

Proyecto Alma en Clínica Universidad de Navarra

Especialistas de la Clínica y estudiantes de Medicina chequean la salud básica en comunidades vulnerables de Ecuador

Más de 600 personas de comunidades costeras en situación de alta vulnerabilidad han recibido atención médica básica gracias al Proyecto Alma, una iniciativa conjunta de la Clínica Universidad de Navarra, la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, Savinco y la Fundación Amigos de Monkole.    

Durante las dos primeras semanas de agosto, un equipo de estudiantes de 4º curso de Medicina de la Universidad de Navarra realizó un voluntariado sanitario en la península de Santa Elena y otras localidades de la Ruta del Spondylus, en Ecuador. En total, los alumnos llevaron a cabo unos 600 chequeos médicos.

Proyecto Alma en Pamplona Actual

Estudiantes de Medicina de la Universidad de Navarra atienden a más de 600 personas en comunidades de Ecuador

Más de 600 personas en situación de extrema vulnerabilidad de la costa ecuatoriana han recibido atención médica básica gracias al Proyecto Alma, una iniciativa conjunta de la Clínica Universidad de Navarra, la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, la empresa Savinco y la Fundación Amigos de Monkole.

Redescubriendo la pobreza en Kinkwemi

Y por supuesto, nos hemos vuelto a convencer de nuestro lema en este viaje: que con muchos pocos podemos hacer mucho. Cada ayuda cuenta, y entre todos podemos cambiar muchas vidas. Gracias una vez más (no nos cansaremos de decirlo) a todos los que formáis parte de esto y hacéis posible que los proyectos de Amigos de Monkole salgan adelante. Sin vosotros nada de esto sería posible. Aquí en Kinshasa no saben vuestros nombres, pero os llevan grabados en el corazón.

Nuestra experiencia en el Congo está llegando ya a su fin; nos quedan por vivir solo los últimos coletazos de este viaje inigualable que nunca olvidaremos. Este fin de semana, nuestro último en Kinshasa, hemos visitado el poblado de Kinkwemi, a las afueras de la ciudad, una escapada acompañada de ese aire de melancolía que definen las últimas veces de algo bonito.

Nuestra experiencia en el Congo está llegando ya a su fin; nos quedan por vivir solo los últimos coletazos de este viaje inigualable que nunca olvidaremos. Este fin de semana, nuestro último en Kinshasa, hemos visitado el poblado de Kinkwemi, a las afueras de la ciudad, una escapada acompañada de ese aire de melancolía que definen las últimas veces de algo bonito.

El poblado, donde viven apenas 20 familias, es totalmente distinto a lo que hemos visto hasta ahora. El tiempo no existe, como tampoco existen las normas. Cada uno vive como quiere, sin prestar demasiada atención a lo que está bien y lo que está mal. 

Y por supuesto, nos hemos vuelto a convencer de nuestro lema en este viaje: que con muchos pocos podemos hacer mucho. Cada ayuda cuenta, y entre todos podemos cambiar muchas vidas. Gracias una vez más (no nos cansaremos de decirlo) a todos los que formáis parte de esto y hacéis posible que los proyectos de Amigos de Monkole salgan adelante. Sin vosotros nada de esto sería posible. Aquí en Kinshasa no saben vuestros nombres, pero os llevan grabados en el corazón.

La situación allí es compleja: viven con más libertad y tranquilidad que en la ciudad, no cabe duda, pero la miseria es aún mayor, porque la esperanza en un futuro mejor es algo desconocido. Sin embargo, las sonrisas están siempre dibujadas en el rostro de los cientos de niños que no se despegan de nosotros, y que no viven con la cabeza metida en el móvil como en Europa. 

La situación allí es compleja: viven con más libertad y tranquilidad que en la ciudad, no cabe duda, pero la miseria es aún mayor, porque la esperanza en un futuro mejor es algo desconocido. Sin embargo, las sonrisas están siempre dibujadas en el rostro de los cientos de niños que no se despegan de nosotros, y que no viven con la cabeza metida en el móvil como en Europa.

Aparte de jugar hasta la extenuación, chapurrear el lingala como podemos y bailar y cantar alrededor del fuego sin vergüenzas bajo la luz de la luna, también hemos repartido a las familias de la zona alimentos, medicinas y ropa, cosas básicas, pero a las que no tienen fácil acceso, no solo por las estrecheces económicas, sino también por la pésima comunicación con la ciudad. 

Aparte de jugar hasta la extenuación, chapurrear el lingala como podemos y bailar y cantar alrededor del fuego sin vergüenzas bajo la luz de la luna, también hemos repartido a las familias de la zona alimentos, medicinas y ropa, cosas básicas, pero a las que no tienen fácil acceso, no solo por las estrecheces económicas, sino también por la pésima comunicación con la ciudad.

Una vez más, después de haber pasado dos días completos con ellos, hemos redescubierto las dos pobrezas del mundo: la material, que por desgracia ahoga a millones de personas en África; y la espiritual y moral, que está matando poco a poco a Europa. Quizá nosotros les estamos ayudando a salir adelante, pero ellos nos han cambiado la vida, porque nosotros también somos pobres y no lo sabíamos. 

Una vez más, después de haber pasado dos días completos con ellos, hemos redescubierto las dos pobrezas del mundo: la material, que por desgracia ahoga a millones de personas en África; y la espiritual y moral, que está matando poco a poco a Europa. Quizá nosotros les estamos ayudando a salir adelante, pero ellos nos han cambiado la vida, porque nosotros también somos pobres y no lo sabíamos.

Y por supuesto, nos hemos vuelto a convencer de nuestro lema en este viaje: que con muchos pocos podemos hacer mucho. Cada ayuda cuenta, y entre todos podemos cambiar muchas vidas. Gracias una vez más (no nos cansaremos de decirlo) a todos los que formáis parte de esto y hacéis posible que los proyectos de Amigos de Monkole salgan adelante. Sin vosotros nada de esto sería posible. Aquí en Kinshasa no saben vuestros nombres, pero os llevan grabados en el corazón.

Y por supuesto, nos hemos vuelto a convencer de nuestro lema en este viaje: que con muchos pocos podemos hacer mucho. Cada ayuda cuenta, y entre todos podemos cambiar muchas vidas. Gracias una vez más (no nos cansaremos de decirlo) a todos los que formáis parte de esto y hacéis posible que los proyectos de Amigos de Monkole salgan adelante. Sin vosotros nada de esto sería posible. Aquí en Kinshasa no saben vuestros nombres, pero os llevan grabados en el corazón.

Un voluntariado médico que salva vidas

La labor de los doctores que vienen aquí es doble. Por un lado, la atención a pacientes que no pueden permitirse pagar por ir al médico. Gracias a las revisiones que realizan a los más necesitados, entre ellos todos los niños de los orfanatos a los que acudimos, muchas personas tienen una mejor calidad de vida.

Nuestra aventura por Kinshasa continúa, una aventura que nos está cambiando para siempre. El otro día os hablábamos del trabajo con los niños de los distintos orfanatos con los que Amigos de Monkole coopera. Si esta labor es importante, más todavía lo es la que realizan los médicos que vienen a colaborar con el hospital. Y de eso os queremos hablar hoy.

Hemos tenido la suerte de ver con nuestros propios ojos que su trabajo aquí, aunque sea de unas pocas semanas, es fundamental.

En este viaje, nos están acompañando cuatro doctores: dos médicos y dos dentistas. No tenemos palabras suficientes para agradecerles que hayan decidido gastar sus vacaciones de verano en servir a los demás. 

Sin ir más lejos, hace unos días, estando en el hospital, el doctor Gino Rojas, cardiólogo, tuvo que intervenir en una parada respiratoria que ocurrió en urgencias. Su labor fue clave para reanimar al paciente, que tampoco se hubiera podido salvar si no hubiera sido por un AMBÚ que Amigos de Monkole acababa de donar. A todos los que de una u otra manera participáis en este proyecto, GRACIAS, porque de verdad cambiáis vidas.

La labor de los doctores que vienen aquí es doble. Por un lado, la atención a pacientes que no pueden permitirse pagar por ir al médico. Gracias a las revisiones que realizan a los más necesitados, entre ellos todos los niños de los orfanatos a los que acudimos, muchas personas tienen una mejor calidad de vida. 

Además, su presencia en el hospital (y todo el material que se trae desde Europa gracias a donaciones) puede ser clave para salvar vidas. 

Sin ir más lejos, hace unos días, estando en el hospital, el doctor Gino Rojas, cardiólogo, tuvo que intervenir en una parada respiratoria que ocurrió en urgencias. Su labor fue clave para reanimar al paciente, que tampoco se hubiera podido salvar si no hubiera sido por un AMBÚ que Amigos de Monkole acababa de donar. A todos los que de una u otra manera participáis en este proyecto, GRACIAS, porque de verdad cambiáis vidas. 

Hemos tenido la suerte de ver con nuestros propios ojos que su trabajo aquí, aunque sea de unas pocas semanas, es fundamental.

Pero no solo curan, también forman a los doctores del Congo, enseñándoles técnicas que desconocen. Tal es el caso de los dentistas, el doctor Ignacio Martínez y la doctora Concha Beltrán, que han realizado varias sesiones de higiene bucodental para los enfermeros del hospital. También el doctor Rojos ha estado dando formación sobre ecografía cardiaca, y ha estado formando a los médicos de urgencias para que puedan detectar casos de infarto de corazón más rápidamente. 

Sin duda, cada gota cuenta. Si con el cuidado y la escolarización de los niños estamos preservando su futuro, con la atención médica estamos protegiendo su presente. Y ambas cosas son fundamentales. Todo esto no sería posible sin cada uno de vosotros que está detrás del proyecto. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS. 

Sin duda, cada gota cuenta. Si con el cuidado y la escolarización de los niños estamos preservando su futuro, con la atención médica estamos protegiendo su presente. Y ambas cosas son fundamentales. Todo esto no sería posible sin cada uno de vosotros que está detrás del proyecto. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

Visitamos orfanatos en busca de un nuevo reto: escolarizar a 40 niños que nunca han tenido la oportunidad de ir al colegio

Esta aventura no ha hecho más que empezar, pero está dejando una huella profunda, al menos en nuestra historia. Y mientras nosotros estamos aprendiendo a mirar el mundo a través de unos ojos nuevos, seguimos, cada uno como buenamente sabemos, intentando ayudar lo máximo posible.

En esta nueva visita a Kinshasa hemos podido ver de primera mano lo que ocurre allí. En palabras de uno de los presentes “es un milagro y nos va a marcar para siempre”. 

La educación en la República Democrática del Congo sigue siendo un tema muy delicado, y hay cientos de niños y niñas como Dimercieu, Emma, Peter, Julia, Arline, Mate, Mani, o Tatiana, que viven en orfanatos, sin un pasado claro y sin un futuro esperanzador. Pero todos ellos nos han robado el corazón.

En esta nueva visita a Kinshasa hemos podido ver de primera mano lo que ocurre allí. En palabras de uno de los presentes “es un milagro y nos va a marcar para siempre”. La educación en la República Democrática del Congo sigue siendo un tema muy delicado, y hay cientos de niños y niñas como Dimercieu, Emma, Peter, Julia, Arline, Mate, Mani, o Tatiana, que viven en orfanatos, sin un pasado claro y sin un futuro esperanzador. Pero todos ellos nos han robado el corazón.

Cada minuto con ellos está trayendo un aprendizaje nuevo: sus miradas, sus gestos, sus ilusiones, su agradecimiento ante lo que para nosotros es una simple tontería… sin ellos saberlo, con todo eso, a cada instante nos enseñan algo nuevo.

Esto nos ha servido para que entiendan un poco mejor uno de los objetivos base de Monkole: que cada persona que se acerque al proyecto, salga con un poco más de dignidad, de esperanza y de amor.

Por ello, en ese afán de luchar por un futuro mejor para todo aquel que se acerque a cualquiera de las iniciativas de Monkole, nos hemos marcado un objetivo para este verano: escolarizar a 40 niños de Kinshasa que nunca han tenido la oportunidad de ir al colegio. Porque sin educación, el futuro es casi imposible.

Y para eso, necesitamos tu ayuda. Porque muchos pocos, hacemos mucho. ¡Contamos contigo! Si te gustaría ayudar a todos estos niños, con nombre y apellido, un rostro lleno de ilusiones y un futuro todavía por hacer, puedes colaborar aquí:

Esta aventura no ha hecho más que empezar, pero está dejando una huella profunda, al menos en nuestra historia. Y mientras nosotros estamos aprendiendo a mirar el mundo a través de unos ojos nuevos, seguimos, cada uno como buenamente sabemos, intentando ayudar lo máximo posible.

Proyecto Elikia en NoticiasDe.es

Tres de cada diez mujeres cribadas en el Congo presentan infección por virus del papiloma, según el proyecto Elikia

Médicos, residentes y enfermeras de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), junto con estudiantes de las facultades de Medicina y Enfermería de la Universidad de Navarra han participado en el proyecto Elikia, coordinado este año por Gabriel Reina, especialista en Microbiología de la CUN, que ha permitido cribar a más de 500 mujeres en Kinshasa, capital República Democrática del Congo.

Fundación Amigos de Monkole en El Confidencial Digital

Guinda a la Fundación Amigos de Monkole por recaudar dinero para la educación de 40 niños en el Congo

La Fundación Amigos de Monkole ha puesto en marcha una campaña de recaudación para destinar un total de 6.000 euros a la educación de 40 niños y niñas en Kinshasa, en la República Democrática del Congo. 

A día de hoy ya llevan recaudado 2.828 euros, alcanzando de esta forma el 47% del objetivo a 77 días de que se acabe el plazo para donar

El objetivo es facilitar el acceso a la educación formal mediante la cobertura de matrículas escolares, material didáctico y uniformes para niños que residen en orfanatos y no tienen recursos.

También se han propuesto brindar apoyo psicosocial y refuerzo académico a los niños beneficiarios para mejorar su rendimiento escolar y su bienestar emocional.