La Fundación Amigos de Monkole ha culminado con éxito el proyecto “Formación en Técnicas Agrícolas Avanzadas y Cultivos Resilientes al Cambio Climático para la Cooperativa Agrícola de Mujeres COMABOK en Kimbondo”, una iniciativa llevada a cabo en la República Democrática del Congo (RDC) y cofinanciada por la Diputación de Teruel. El proyecto, con una inversión total de 27.700 euros, ha tenido un impacto significativo en la vida de 40 mujeres hortelanas de la Cooperativa COMABOK, mejorando tanto su capacidad productiva como su resiliencia ante el cambio climático.
El objetivo principal del proyecto fue fortalecer las capacidades agrícolas de las mujeres de la cooperativa en Kimbondo, Kinshasa, con el fin de promover la adopción de técnicas agrícolas sostenibles, la gestión eficiente del agua, la conservación del suelo y el uso de semillas mejoradas. A lo largo de los 12 meses de ejecución, las participantes recibieron formación teórica y práctica en la producción de cultivos resilientes al cambio climático, como okra, tomate, berenjena y otras hortalizas.
El objetivo principal del proyecto fue fortalecer las capacidades agrícolas de las mujeres de la cooperativa en Kimbondo, Kinshasa, con el fin de promover la adopción de técnicas agrícolas sostenibles, la gestión eficiente del agua, la conservación del suelo y el uso de semillas mejoradas.
El objetivo principal del proyecto fue fortalecer las capacidades agrícolas de las mujeres de la cooperativa en Kimbondo, Kinshasa, con el fin de promover la adopción de técnicas agrícolas sostenibles, la gestión eficiente del agua, la conservación del suelo y el uso de semillas mejoradas.
Impacto y Resultados
El proyecto no solo se centró en mejorar las prácticas agrícolas, sino que también tuvo un fuerte componente de empoderamiento social y económico. La formación práctica incluyó la creación de parcelas demostrativas donde las mujeres pudieron poner en práctica los conocimientos adquiridos. De esta manera, pudieron mejorar los rendimientos agrícolas, diversificar sus cultivos y aumentar la seguridad alimentaria de sus familias y comunidades.
Gracias a la implementación de nuevas técnicas como la siembra directa e indirecta, el uso de fertilización orgánica y el cuidado adecuado de los cultivos, las hortelanas han logrado una cosecha exitosa, destacando especialmente en cultivos de okra, tomate y berenjena. Además, el proyecto facilitó la instalación de un sistema de riego, lo que permitió ampliar la capacidad productiva de la cooperativa y beneficiar a más mujeres.
La creación de una red de apoyo entre ellas ha sido clave para fomentar la cohesión grupal y la sostenibilidad del proyecto a largo plazo.
La creación de una red de apoyo entre ellas ha sido clave para fomentar la cohesión grupal y la sostenibilidad del proyecto a largo plazo.
Testimonios de empoderamiento
Las mujeres participantes han destacado el valor del proyecto no solo por los conocimientos adquiridos, sino también por el empoderamiento que han experimentado al convertirse en líderes en sus comunidades. La creación de una red de apoyo entre ellas ha sido clave para fomentar la cohesión grupal y la sostenibilidad del proyecto a largo plazo.
Además de los avances en productividad, el proyecto ha sido fundamental para promover la autonomía de las mujeres participantes, quienes ahora lideran las decisiones relacionadas con la producción agrícola, fortaleciendo su papel dentro de la cooperativa y en sus hogares.
Gestión y Supervisión
El proyecto fue ejecutado por un equipo especializado de APSC (socio local) y Fundación Amigos de Monkole, con el acompañamiento técnico de un ingeniero agrónomo que supervisó el seguimiento, la capacitación y la implementación de las actividades en terreno. Durante la ejecución del proyecto, el equipo trabajó estrechamente con las participantes para garantizar la correcta aplicación de las técnicas enseñadas y ofrecer el apoyo necesario en cada etapa del proceso.
Conclusiones y aprendizajes
El éxito del proyecto ha dejado importantes lecciones para futuras iniciativas en la región. La interacción constante entre las participantes ha fortalecido la cohesión del grupo y ha promovido el intercambio de conocimientos y experiencias. Además, el uso de técnicas agrícolas respetuosas con el medio ambiente, como la fertilización orgánica y los productos fitosanitarios ecológicos, ha sido bien recibido y debe mantenerse como un estándar en futuros proyectos.
El proyecto también ha destacado la importancia de la capacitación continua y el acompañamiento técnico a las agricultoras para asegurar la correcta aplicación de las técnicas aprendidas, así como la necesidad de realizar una planificación detallada de los recursos e infraestructuras desde el inicio.
Las participantes están entusiasmadas con los resultados obtenidos y esperan poder continuar con nuevas fases de formación y expansión de sus capacidades productivas.
Las participantes están entusiasmadas con los resultados obtenidos y esperan poder continuar con nuevas fases de formación y expansión de sus capacidades productivas.
Este proyecto es un claro ejemplo de cómo la combinación de formación técnica, empoderamiento social y sostenibilidad puede transformar vidas, mejorar la seguridad alimentaria y fomentar la independencia económica de las mujeres en contextos vulnerables.